EDP
La salida de Meroño de la CNE abre expectativas de fusiones
El presidente cesará en sus funciones a mitad de abril
L. Alonso. Madrid. Pedro Meroño cesará como presidente de la Comisión Nacional de Energía (CNE) durante la segunda semana de abril y el Gobierno nombrará previsiblemente a su sustituto en el consejo de ministros del próximo día 15.
Este cambio ha levantado una gran expectativa en el sector, que se afana en rellenar quinielas sobre los posibles candidatos, mientras el ministro de Industria, José Montilla, mantiene un mutismo absoluto sobre quién es el elegido.
Las empresas energéticas consideran que el nuevo presidente de la CNE tendrá tanto peso en el sector como los cambios regulatorios que se avecinan. Por eso, las firmas del sector mirarán con lupa el currículo, los padrinos y el perfil del elegido. Desde Industria se insiste en que el nuevo responsable de la Comisión será más técnico que político.
En los últimos meses ha circulado un ramillete de nombres de candidatos al puesto. Algunos son recurrentes y aparecen siempre que hay una vacante, como Miguel Ángel Lasheras (director general de Intermoney) y Jorge Fabra (ex presidente de Red Eléctrica). Otros, como Paulina Beato (ex presidente del Operador del Sistema Eléctrico) y Alberto Lafuente (catedrático y concejal de Zaragoza), saltaron enseguida a los medios, pero ya parecen descartados. En el caso de Lafuente, su trabajo en la organización de la Exposición Internacional de Zaragoza en 2008 le impide implicarse en otros asuntos.
Fuentes de Industria señalan que la decisión la tomará el ministro y que posiblemente no se conocerá hasta pocos días antes del nombramiento. En los círculos del sector comienzan a manejarse nuevos nombres, a la vista de que los tiros parecen haber ido desencaminados hasta ahora. En las nuevas quinielas suena el nombre de Germà Bel, un catedrático de 42 años de la Universidad de Barcelona que fue parlamentario socialista en la legislatura 2000-2004.
Perfiles
El perfil del nuevo presidente de la CNE es importante porque dará la imagen de la posición del Gobierno ante los movimientos corporativos. Y a nadie se le esconde que en el Ejecutivo perviven al menos dos grandes corrientes respecto de las posibles integraciones de firmas energéticas.
Una de esas corrientes apuesta por reducir el tamaño de las grandes compañías energéticas para fomentar la competencia. De este bando provendrían las medidas de dinamización que el Gobierno aprobó hace unas semanas y que pretenden limitar el poder de las grandes firmas eléctricas a través de la nueva figura del operador dominante.
El alma mater de esta regulación, según fuentes del sector, es el secretario de Estado de Hacienda, Miguel Ángel Fernández Ordóñez, quien siempre fue un firme defensor de aumentar la competencia dentro de un sector oligopolístico.
La otra corriente dentro de la Administración propugna lo contrario: es necesario crear campeones nacionales para competir en una actividad en la que las economías de escala y el poder de compra son clave. Este sector, en el que estaría el ministro Montilla, no vería con malos ojos una operación liderada por La Caixa para crear un gigante eléctrico, gasista y petrolero.
Fue precisamente la oposición de Pedro Meroño a la Oferta Pública de Adquisición de Gas Natural sobre Iberdrola la que ha provocado, a la postre, su relevo. El PSOE consideró en 2003 que Meroño actuó teledirigido por el entonces ministro de Economía, Rodrigo Rato, a quien la operación no le gustaba por sus tintes políticos.
Según un alto directivo eléctrico, la adscripción del nuevo presidente de la CNE a uno u otro grupo dará pistas acerca de si es posible una reordenación del rompecabezas energético español.
Pese a que los analistas dan por hecho que se producirá algún movimiento este año tras la publicación del Libro Blanco de la energía, algunos ejecutivos eléctricos consideran que una operación de este tipo es más difícil ahora que en años pasados.
Para empezar, Endesa ya no parece tan receptiva a una fusión con Gas Natural como hace un año.
Y la integración entre la gasista e Iberdrola es aún más compleja, tras el veto de la Comisión Europea a la fusión de las portuguesas EDP y GDP por problemas de competencia. Al nuevo grupo se le exigirían unas desinversiones tan importantes que restarían atractivo a la resultante Iberdrola Gas Natural.
El presidente cesará en sus funciones a mitad de abril
L. Alonso. Madrid. Pedro Meroño cesará como presidente de la Comisión Nacional de Energía (CNE) durante la segunda semana de abril y el Gobierno nombrará previsiblemente a su sustituto en el consejo de ministros del próximo día 15.
Este cambio ha levantado una gran expectativa en el sector, que se afana en rellenar quinielas sobre los posibles candidatos, mientras el ministro de Industria, José Montilla, mantiene un mutismo absoluto sobre quién es el elegido.
Las empresas energéticas consideran que el nuevo presidente de la CNE tendrá tanto peso en el sector como los cambios regulatorios que se avecinan. Por eso, las firmas del sector mirarán con lupa el currículo, los padrinos y el perfil del elegido. Desde Industria se insiste en que el nuevo responsable de la Comisión será más técnico que político.
En los últimos meses ha circulado un ramillete de nombres de candidatos al puesto. Algunos son recurrentes y aparecen siempre que hay una vacante, como Miguel Ángel Lasheras (director general de Intermoney) y Jorge Fabra (ex presidente de Red Eléctrica). Otros, como Paulina Beato (ex presidente del Operador del Sistema Eléctrico) y Alberto Lafuente (catedrático y concejal de Zaragoza), saltaron enseguida a los medios, pero ya parecen descartados. En el caso de Lafuente, su trabajo en la organización de la Exposición Internacional de Zaragoza en 2008 le impide implicarse en otros asuntos.
Fuentes de Industria señalan que la decisión la tomará el ministro y que posiblemente no se conocerá hasta pocos días antes del nombramiento. En los círculos del sector comienzan a manejarse nuevos nombres, a la vista de que los tiros parecen haber ido desencaminados hasta ahora. En las nuevas quinielas suena el nombre de Germà Bel, un catedrático de 42 años de la Universidad de Barcelona que fue parlamentario socialista en la legislatura 2000-2004.
Perfiles
El perfil del nuevo presidente de la CNE es importante porque dará la imagen de la posición del Gobierno ante los movimientos corporativos. Y a nadie se le esconde que en el Ejecutivo perviven al menos dos grandes corrientes respecto de las posibles integraciones de firmas energéticas.
Una de esas corrientes apuesta por reducir el tamaño de las grandes compañías energéticas para fomentar la competencia. De este bando provendrían las medidas de dinamización que el Gobierno aprobó hace unas semanas y que pretenden limitar el poder de las grandes firmas eléctricas a través de la nueva figura del operador dominante.
El alma mater de esta regulación, según fuentes del sector, es el secretario de Estado de Hacienda, Miguel Ángel Fernández Ordóñez, quien siempre fue un firme defensor de aumentar la competencia dentro de un sector oligopolístico.
La otra corriente dentro de la Administración propugna lo contrario: es necesario crear campeones nacionales para competir en una actividad en la que las economías de escala y el poder de compra son clave. Este sector, en el que estaría el ministro Montilla, no vería con malos ojos una operación liderada por La Caixa para crear un gigante eléctrico, gasista y petrolero.
Fue precisamente la oposición de Pedro Meroño a la Oferta Pública de Adquisición de Gas Natural sobre Iberdrola la que ha provocado, a la postre, su relevo. El PSOE consideró en 2003 que Meroño actuó teledirigido por el entonces ministro de Economía, Rodrigo Rato, a quien la operación no le gustaba por sus tintes políticos.
Según un alto directivo eléctrico, la adscripción del nuevo presidente de la CNE a uno u otro grupo dará pistas acerca de si es posible una reordenación del rompecabezas energético español.
Pese a que los analistas dan por hecho que se producirá algún movimiento este año tras la publicación del Libro Blanco de la energía, algunos ejecutivos eléctricos consideran que una operación de este tipo es más difícil ahora que en años pasados.
Para empezar, Endesa ya no parece tan receptiva a una fusión con Gas Natural como hace un año.
Y la integración entre la gasista e Iberdrola es aún más compleja, tras el veto de la Comisión Europea a la fusión de las portuguesas EDP y GDP por problemas de competencia. Al nuevo grupo se le exigirían unas desinversiones tan importantes que restarían atractivo a la resultante Iberdrola Gas Natural.